ALGUNAS REFLEXIONES PARA EL MARCUS PRIZE

ALGUNAS REFLEXIONES, Para el Marcus Prize / UNIVERSIDAD DE WISCONSIN - USA.

La Arquitectura nunca antes la había sentido tan cerca de la imagen, de lo virtual, de lo intangible y tan lejos de la gente. Nada menos virtual que la arquitectura, Si habría -como siempre le corresponde a la arquitectura- visualizar el futuro, creo que es yendo hacia atrás y hacia delante como en un juego de pelota, donde se sentirá mejor. Proyectar es el arte de tirar esa pelota hacia delante, hacia un punto mas o menos determinado de nuestro anhelo, con todas las fuerzas y el impulso contundente que viene de atrás. No es solo estar pendiente de los últimos acontecimientos de la arquitectura si no de conocer todos los acontecimientos de la arquitectura y usarlos.

No creo que sea siguiendo el modelo de competencia heredado del siglo 20 de la arquitectura objeto, de la imagen sugestiva y del proyecto individual paradigmático, exclusivo, perfecto y sin errores, donde encontremos el futuro, creo que será como siempre ha sido en otras oportunidades, en la búsqueda de una arquitectura colectiva y participativa, conectada e incluyente, con logros, pero imperfecta, siempre en movimiento y siempre necesitada del otro. Hoy en día es imposible que el conocimiento en un este en solo sitio o ser, no influenciable y autosuficiente, su respuesta será dogmática y autoritaria. Es momento de múltiples verdades y miradas. Como establecemos nuestra propia mirada, es el reto.

Quisiera ir del objeto al fragmento, del clima a las atmosferas, capturar el “aura” del lugar, enmarcar el acontecimiento, traer algo del orden al desorden de esta parte de Latinoamérica -muy diferente a las culturas ordenadas del norte- rica en recursos naturales y estupendos paisajes pero aun no consolidadas sus ciudades, sus necesidades y sus anhelos. Comprender las disimiles condiciones topográficas, culturales y ambientales de un país como Colombia del cual a pesar de no ser muy grande, tiene mas de 30 ciudades importantes muy cercanas pero diferentes en lo mencionado, las respuestas a los problemas no pueden y no deben ser iguales.

Cada proyecto trae una oportunidad única y irrepetible, de hacer algo especial, hay que encontrarla y dejarla que establezca sus reglas de juego de una manera tranquila, e intuitiva. Si proyectar viene de uso de la razón, la fuerza de la pasión y/o de la esencia del alma, creo la intuición es la suma de las tres pero, un paso mas adelante. Encontrar las conexiones de las cosas, hacerlas evidentes, quitar los velos, descubrir cada día cosas viejas o nuevas que hagan el oficio interesante, apasionante y un reto constante. Ser original es ir al origen. Activar el sentido común, que hoy en día parece ser el menos común de los sentidos.

No busco un lenguaje formal, que haga evidente una fecha o estilo, me encantan las presencias, las ausencias, del material, del espacio, sus densidades, la intensificación o desaparición de la situación: sitio+acción. Los encantos y las buenas vivencias, la misión de que los hechos sucedan y sucedan mejor. Si la arquitectura tiene una misión, es en la vocación de seguirla a ella y no a nuestro ego, donde creo que encontraremos las respuestas al futuro con la tranquilidad y el sustento del pasado. En un momento histórico donde esta en juego una responsabilidad ética de nuestra profesión con el planeta y nuestra propia supervivencia.

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