A PROPÓSITO DE LA VIVIENDA COLECTIVA. Semana del arquitecto SCA BC 2017
En búsqueda de La vivienda Colectiva perdida / oct 2017.
Por Mauricio Rojas Vera.
Hoy en dia y desde hace mucho, siempre se ha hablado de la calidad de la arquitectura del país y en especial la de Bogota, una Arquitectura austera pero elegante, inquieta por los materiales y con sentido del lugar, fácilmente entre Nórdica y colonial (blanca y esencial), entre Moderna y vernácula (concreto y ladrillo). Esta, en especial, esencialmente la de vivienda, tomo un brillo importante por nuestra particular geografía y nuestra percepción sensorial tropical acotada en la cordillera de los Andes a mas de 2600 metros de altura.
A pesar de los grandes cambios y avances que hemos tenido en las ciudades con los nuevos parques, los nuevos sistemas de transporte, los proyectos de colegios, bibliotecas, jardines y en fin toda la obra pública (todos ellos premiados por dentro y por fuera del país) La construcción de la vivienda colectiva de calidad, quedo rezagada marcando un fuerte desequilibrio.
Esto es una pena, por que si algo hemos sabido hacer acá, en Bogota desde hace mucho tiempo, fue esta, la vivienda familiar de casas, apartamentos y conjuntos que tanta vida dieron y dan nuestra ciudad. Con una buena escala, de precisas proporciones y nobles materiales. Sin de demasiado protagonismo pero si con mucha calidad.
En su momento empezaron las urbanizaciones de casas sueltas, yendo hacia los exteriores de la ciudad con esta idea de “la casa individual” como manifestación de la arquitectura del siglo XX que dieron paso rápidamente también a los edificios de baja altura, urbanizaciones de uso mixto y los conjuntos para la renta en algunas zonas de la ciudad, marcaban la pauta a mitad del siglo pasado.
La torres del parque, de Rogelio Salmona o los edificios de uso mixto de Rafael Obregon y de Cuellar serrano gomez, en el centro internacional, acotaban la importancia del centro.
Los proyectos de vivienda de luis Esguerra y Arturo robledo articulaban muy bien el nodo de la avenida 26 con la 30, por citar solo un par de ejemplos.
Poco a poco las urbanizaciones de vivienda en los barrios: la bella SUIZA o la CAROLINA, cambiaron su densidad para dar paso a los nuevos cambios en las familias, aumentando su densidad de 1 a 3, por predio lo que mejoro la densidad sin cambiar la condición urbana del lugar. Carlos Campuzano y URBS lograron este proyecto con mucho éxito conteniendo y acuñando los barrios en su carácter y su tamaño.
El proyecto de German samper de subir esta densidad con conjuntos de vivienda, dio como resultado gran parte de la obra de Rueda Gutierez y Morales que fue de gran éxito y al desarrollo de los enclaves urbanos que Billy GOEBERTOUS realizo en conjuntos un poco mas grandes en toda la ciudad. Que innovaron en crear apartamentos para diferentes tipos de familias, con espacios flexibles y disponibles.
¿ Como volver a los antiguos centros, como renovar, reciclar e reinterpretar, el pasado en las nuevas formas de habitar, como revitalizar los muchos centros ya existentes?
Lo nuevo no siempre es lo mejor, le falta la patina, historia, vivencias en la cultura del lugar: VIDA. Sobre todo lo nuevo y lejano ya no es operativo, es caro para el ciudadano y la ciudad, no es mas: sostenible.
Sebastian Serna y cia, junto con Javier Sánchez (tercera generación de sanchez) trabajando sobre el barrio La Condesa en ciudad de MEXICO y alrededores, demuestran que si se puede renovar y reciclar, que es rentable y tiene un retorno económico y vivencias para la ciudad.
Si a estos conjuntos que tuvimos en los 80´s les añadiéramos un frente de uso mixto, sin perder el espacio semipublico interior que nutre de vida la ciudad (Como las “cites” en Santiago de Chile) y subiéramos un poco mas su densidad sin que pierdan vista, ni aire ni sol, factores no negociables para ellos o sus vecinos, podría funcionar.
Pero saltamos de lo anterior sin mayores preguntas a grandes edificios de 10, 20, 30 pisos, muchas veces anodinos, sin relación con efectiva con la calle y las escalas del lugar.
A cuento de pura vista perdimos la relación con los otros, con los vecinos, con el barrio. Un costo muy alto para la vida de la ciudad pero muy bueno para el usufructo de la tierra.
Ahora bien, estas búsquedas no aparecen de la nada, vienen de otros trabajos anteriores en la vivienda y sus posibles agrupaciones, La obra de Camacho y Guerrero, Arturo Robledo, Fernando Martínez, Rogelio Salmona y por su puesto el gran investigador del recinto urbano y la vivienda: German Samper, marcaron un camino que aun tiene mucho recorrido y quizás extraviamos.
Mi padre también arquitecto, siempre dice que uno debe estar a una distancia de un grito del vecino, ya bien sea para invitarlo a almorzar, pedir ayuda o no escuchar su música en caso de que a uno no le guste. Esto mismo aplicado a los edificios debería dar que todos sus apartamentos den a espacio publico o semipublico y que uno pueda ver o gritar al qué pasa, para pedirle un helado, ver como viste o simplemente nada mas, mirar, curiosear, divagar.
Un edificio de mas de 7 pisos ya no permite eso, ese debería ser el máximo habitable.
Claro se dirá que para todo lo demás están los parques y las plazas, que se puede vivir como en New York, en pequeño arriba y amplio abajo... pero es que en Manhattan, no tenían mas tierra para crecer.
Como siempre la arquitectura y el urbanismo, trata del equilibrio entre la geografía, el paisaje y la escala humana colectiva o individual, también del equilibrio económico y viabilidad pero no nos de dejemos el pasado-presente-futuro solo en manos de la especulación inmobiliaria, pues solo unos son lo que salen ganando a costa de perder el carácter de nuestra ciudad.
Mauricio Rojas Vera.
Arquitecto Uniandes - MAB Isthmus.
Vice presidente SCA BC
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